Angélica

On julio 24, 2013 by La Quinta Pata

angelicaMe decías que no tuviera miedo

Me decías que no tuviera miedo, que éramos muy parecidos. Físicamente te pregunté, y culturalmente también? Venimos de sus migraciones.

A partir de ese 12 de abril de 1989 empezaron las cartas cruzadas, muchas, muchas cartas que yo leía y tiraba como una forma de desapego. Pasaron los años, nos vimos varias veces cada vez que yo iba de vacaciones. Yo había perdido un poco el acento, pero no todo, así que aquí me decían ¿De dónde eres?, y allí también. Y siguieron las cartas. Épocas difíciles allí, desesperanza y desesperación. Aquí el esplendor, el triunfo y el desarraigo.

Un día sin avisar llegaste para quedarte y trajiste contigo mis cartas, las que yo te había escrito, en este paquete, junto a tus pocas cosas. En ese momento ya no hubo necesidad de más cartas porque hablamos y hablamos y hablamos todo lo que las cartas no pudieron decir.

Compartimos la ciudad que a ti te sorprendía y te gustaba, a mí ya no. Me acompañaste en todos mis locos proyectos y mis micromigraciones. Nunca me juzgaste aunque sabías que me equivocaba. Hasta que llegó ese día temido en que decidiste volver, porque fuiste lúcido para saber que este no era tu lugar y valiente para recoger otra vez tus pocas cosas y volver a empezar.

No sé si volverá a haber cartas, este paquete quedó así, cerrado, y creo que nunca las leeré, pero aún en mi locura de indecisión siento que otra vez no habrá necesidad de cartas porque yo también regreso.

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