Maite

On julio 24, 2013 by La Quinta Pata

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Liquida

Vitoria, Sevilla, Italia, Perú, México, Granada y ahora Barcelona….Así leída la lista no parce tan larga, aunque cuando me paro a pensar que en los últimos 8 años he vivido en 7 ciudades diferentes, me doy cuenta de que he ido de aquí para allá, dejándome llevar por la corriente, por mis deseos de conocer y de conocerme, viajar, de ver mundo, de seguir aprendiendo, de seguir creciendo.

Siento que llevo años viviendo una vida liquida, ¿Por qué líquida? Porque los líquidos, a diferencia de los sólidos, son uniformes, se trasforman constantemente: fluyen. En cambio los sólidos son persistentes en el tiempo: duran. Creo que la metáfora de la liquidez es adecuada para expresar la naturaleza de mi trayectoria migrante, pues mi vida ha sido y es, un fluir de un lugar a otro. La corriente ha sido constante y me ha llevado conocer y a dejar lugares que me han cambiado y en los que he encontrado muchos compañeros que me han enseñado que, al igual que se necesita fluir, también se necesita un lugar sólido en el que vivir de manera plena. Se necesita un hogar, una familia y se necesitan amigos a tu lado… y que yo necesitaré las tres cosas más tarde o más temprano, sin saber que ya las tengo.

Dejarse llevar por la corriente, comenzar de cero una y otra vez, es apasionante, pero consume mucha energía. Es cierto que si no fuera por esa corriente, no sabría qué quiero de verdad, qué necesito, y cuál es mi camino a seguir en la vida, pero más cierto es aún, que las vidas líquidas parecen ideales, pero terminan siendo difíciles para el alma. Después de tanto ir y venir empiezo a sentir la necesidad de una vida sólida, aunque luchar contra la corriente que me aleja de ella no me resulta fácil… pues aún no sé cómo ser una mente líquida en un mundo sólido.

Maite Mena

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