Milagros

On enero 9, 2014 by La Quinta Pata

Migrar para cambiar

Me llamo Milagros Lamas y tengo 28 años cumplidos hace poquito. Nací en Trujillo, la capital del departamento de La Libertad, a unos 570 kilómetros de Lima. Al mes de nacida me llevaron a Chiclayo, unos 150 km más al norte, donde viví hasta los 5 años. Siempre me jacté de haber vivido mis primeros años en un ambiente de gente sencilla, sin pretensiones ni prejuicios.

Después, Lima: la vorágine del cambio, la pretensión y arrogancia que significó un cambio con lo vivido hasta ese momento. Tuve un choque cultural fuerte, hasta que aprendí las mañas y códigos de la ciudad; cómo se tenía que ser para encajar dentro del esquema social.

Hace poco más de un año hice un viaje largo a Europa, uno de esos viajes de escapatoria, de catarsis. Estuve un mes yendo de ciudad en ciudad, conociendo y disfrutando como una local gracias a algunos amigos que sirvieron de embajadores de su tierra.

Una de las ciudades que más disfruté fue Barcelona: sus calles llenas de vida, de color, de alegría. Una ciudad que vive en comunión con el mar. Y es que siempre he vivido en ciudades contiguas al ma. No es que sea particularmente importante para mí, es más, no sé nadar-, pero creo que esta proximidad le imprime un cierto carácter a la gente que me gusta mucho.

Vine a estudiar un Máster enmarcado en mi profesión; sin embargo, como todo proyecto que embarco con entusiasmo, este empezó por donde no debería: al revés. Escogí la ciudad antes que lo que deseaba estudiar, toda mi experiencia académica iba a tener a Barcelona de telón de fondo, eso estaba decidido.

Este viaje también tiene un objetivo, una ruptura con mi vida en Lima, un giro que me saque de la rutina y el fastidio cíclico en todas sus formas. He vivido en Lima casi toda mi vida, pero hace casi dos años no me siento parte de ella. Supongo que la gran mayoría de personas ha pasado por esto, así que debo asumir que esto se supera, o es que hay mucha gente resignada en el mundo?

No malinterpretemos; me encanta mi país, me encanta mi gente, pero siento que soy yo la que está cambiando y no se encuentra a sí misma.

Hallarme, encontrar nuevamente lo que me apasiona y me mueve el pecho de alegría. Vine en busca de experiencias para crecer como persona y como pareja, mi novio se animó a venir conmigo por motivos similares. Para mí este viaje tiene una fecha de fin, fecha tras la cual regresaré con una mochila llena de recuerdos y ganas renovadas. Curada, o al menos eso espero.

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